En
las últimas actividades de Harca, nos hemos visto de noche, pues el verano
invita a este tipo de horario para disfrutar de la naturaleza, y en esta
ocasión no iba a ser menos: el pasado sábado 23 de agosto, en el Puerto
Mayordomo nos reunimos a las diez de la noche y seríamos unas cuarenta
personas, todas con ganas de relajarse y disfrutar, como siempre, pues en
Harca, la emoción va “in crescendo”, empezando como una reunión de amigos como
otra cualquiera, que se reúnen para cenar y charlar, pero luego aparece algo
que lo llena todo de magia, y luego los ojos y los oídos de los presentes se
quedan impactados y maravillados, y luego la alegría, el gozo, el entusiasmo,
se contagian, se expanden, inundan el ambiente, y luego ya los corazones se
desbocan y sacan afuera lo más profundo, lo más limpio de cada uno; se
comparte, se escucha, se sonríe, se comprende, se ama.
¿Cómo
es posible que una persona sea capaz de organizar siempre cosas tan bonitas? El
secreto, queridos lectores, no está en el organizador, sino en todas y cada una
de las personas que forman parte de Harca, pues ellas son las que hacen que
sólo lo bueno esté presente en nuestros momentos de veladas, caminatas,
fiestas, concursos o cualquier cosa que se nos ponga por montera hacer.
La
noche del “Tributo al Huracán Romántico” fue, queridos amigos, un nexo de unión
entre pasado y futuro, entre Historia y proyectos, entre dos generaciones muy
distintas: la primera, la creativa, la soñadora, la que tuvo que sacar de
dentro lo que por fuera no había, la que tenía que llenarse de sí misma para
sobrevivir. La segunda, la que lo tiene todo, la que se ha criado sin
carencias, y en ese vacío tuvo que buscar algo con que llenarse, la que tuvo
que apagar la tele para que afloraran los sueños. Sueños palpables en las
letras de Huracán, letras antiguas, voces nuevas: humanidades enzarzadas en un
mismo sentimiento. Sonaron las canciones, tantas veces escuchadas por todos
nosotros en los conciertos que aquel grupo de muchachos ofrecía, y sonaron
nuevas, como si se hubieran escrito ayer por la mañana, como si los cantantes
las estuvieran viviendo con tanta intensidad que los que escuchábamos podíamos
sentirlo. Y vivirlo con ellos.
Huracán
renació como una nueva mañana, iluminado sin embargo por la trémula luz de
miles de estrellas, y los presentes, sencillamente, nos dejábamos inundar otra
vez por la vida misma, que trepaba por las notas musicales elevándose hacia el
cielo… de la noche.
Crónica: Margarita Bravo Berrocal
Fotos: Juan Duarte Berrocal.