Nada más andar unos cientos de metros, subiendo una ligera pendiente nos damos de bruces con el cortijo de la Bolina que tiene dos propietarios, con una parte que amenaza ruina total. Pero aún en su interior se conserva el horno en el que tantísimo pan se coció, para aperadores, gañanes, escardadores, arrieros, manijeros y todos los que durante tantos años trabajaron en el cortijo, sin olvidarnos de la casera.
Tras dejar la Bolina retomamos el camino hacia el siguiente hito: el cortijo de Moronta. Una vez allí accedimos a su interior, y en su cocina nos trasladamos a través del túnel del tiempo, a una mañana del 1 de junio de 1941 donde se produjo un dramático suceso en aquel mismo escenario. Conmovidos por el relato que hice, nos echamos en la puerta del cortijo otra foto del grupo, y bordeando unos terrenos forestales, nos dirigimos al pie de la sierra de Ortegicar. Una parte del personal se quedó esperándonos a los que decidimos subir al paraje conocido como el Abrigo de la Campana.
Tras pasar por el Nogalejo, nos adentramos por una pista forestal rodeada de pinos. El siguiente objetivo era el cortijo Alto, una vez que nos desviamos campo a través en medio de los almendros en flor.
El cortijo del Sabio lo atravesamos de pasada, ya que la gente no se atrevió ha acercarse mucho porque un perro ladraba asomando la cabeza por encima de una pequeña puerta. Así que otra foto de grupo, y para adelante en busca del sexto y último cortijo a visitar.
En el cortijo del Castillón nos aguardaba una grata sorpresa: Sus dueños Paqui Alix y Segundo Lería estaban allí, y nos atendieron con una amabilidad exquisita. Nos invitaron a merendar café con unos deliciosos dulces y nos mostraron todos y cada una de los habitáculos del cortijo, decorados con antiguos enseres y otros más modernos con muy buen gusto. Magnificos anfitriones, que pusieron el broche de oro a una actividad de lujo, para los que saben valorar la conjunción de naturaleza, senderismo, historia y buena camaradería.
Crónica y Cicerone: Juan Duarte Berrocal.
Fotos: José Manuel Andrade Y Juan Duarte.
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