XXVIII Subida a Alcaparaín
Ayer 17 de marzo de 2024 con Harca realizamos la XXVIII subida a la sierra de Alcaparaín que cómo es habitual coronamos en el tajo Canana o de la Cabrilla, a una altitud de 1186 metros sobre el nivel del mar.
Este año la participación ha sido numerosa (46 personas), en parte porque Harca ha crecido en número de socios y de personas que sin serlo se han decidido a acompañarnos. Aunque todos los que participaron por motivos de movilidad u otras causas no subieron al mismo pico.
Cómo parte del recorrido lo hacemos en coche por el carril que sube al Capellán para acortar la ruta, dado que algunos empezamos a tener nuestras limitaciones físicas, no hubo que madrugar y salimos a las 9´30 de la mañana desde la Mancerilla.
Llegado al punto acordado y una vez agrupados todos los senderistas, se inició el ascenso por un carril forestal, teniendo a nuestra derecha el paisaje franqueados por pinos y algunos cipreses, con el pueblo de El Burgo y la sierra de las Nieves cómo telón de fondo y algunos cortijos dispersos de esta localidad y de Ardales y Casarabonela.
Cada cual marcaba su ritmo, hasta llegar a un recodo del camino en donde hay que abandonarlo. Nuevo reagrupamiento, que algunos aprovecharon para reponer fuerzas con un temtepié y descansar.
Tras la pausa, cogimos el sendero que sale a la izquierda y que está marcado con un túmulo de pequeñas piedrecitas y hollado con las pisadas de los cientos de senderistas que cada año hacen esta ruta.
No tardamos mucho en que nuestra vista alcanzara el pueblo de Carratraca y hacia el sur, entre las brumas, las torres de la catedral y el puerto de Málaga.
Ya cuando había que dejar el sendero y abordar el último tramo, el que hace entre rocas y monte bajo, se dio la opción que los que no quisieran subir a la cima, se quedaran en ese punto esperándonos a que volviéramos , los que si íbamos a coronar el tajo Canana.
Aunque es un poco complicado, tan sólo son 15 minutos los que se tardan en subir y una vez allí, aparte de disfrutar de las espectaculares vistas, procedemos al ritual que se repite cada año. Descubrimos el bote de cristal que contiene los carteles de otras subidas y en la que estampamos nuestras firmas y ponemos alguna frase, procediendo a hacer lo mismo con la del presente año, volviendo a ocultarlo a la espera de que el cielo nos sea benigno y lo podamos repetir una próxima vez.
Con la foto de rigor, volvemos sobre nuestros pasos y una vez que estamos todo reunidos de nuevo en el carril, la mayoría de los participantes nos tomamos unas instantáneas para la posteridad .
Después descenso en busca de los coches y vuelta para Ardales con la misión cumplida una vez más.
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