jueves, 7 de noviembre de 2013

CRONICA RECOGIDA DE CASTAÑAS EN EL JUANAR

           
09:00 horas del día 02 de noviembre de 2013, lugar esquina de los herreros, con dos horas de sueño decido unirme al grupo que emprende periplo por tierras ojenetas.
            Nos juntamos 19 personas  en un espléndido día otoñal, inicio de lo que sería una bella jornada de naturaleza y convivencia.

            Tras no más de 40 minutos de recorrido nos encontramos inmersos en un bosque frondoso y fresco, donde la belleza de La Creación  se derrama por doquier; nadie podría decir en este lugar que el año se presenta seco, porque la vida natural resume  por los cuatro costados, a este y oeste, norte y sur .


            Nada más empezar la actividad programada decidimos en primer lugar recoger algunas castañas, muy previsores nosotros, por si después la afluencia de gente nos agotaba el filón. ¡Sorpresa!, una vez nos  dispusimos a ello pudimos comprobar  que se nos habían adelantado bastantes competidores, unos de dos piernas y otros de cuatro patas, aunque no por ello, hicimos acopio de un buen  puñado de ese fruto  tan característico en estas fechas.

            Sin más demora, una vez  efectuada  la "recolección", emprendimos la ruta por una amplia pista forestal "versión rural de calle Larios", donde el tránsito de gente puede ser más concurrido que en la plaza de nuestro pueblo un domingo en la hora de las tapitas, pero no por eso desmerecía  el paisaje y el ambiente, ya que había tanta belleza natural a nuestro alrededor que este  hecho quedaba en un segundo plano. En un ambiente distendido y agradable, con algunos muertos de hambre y otros de sueño, nos integramos y fundimos con una masa forestal y un relieve tan abrupto, que nos empequeñece y nos devuelve a nuestro lugar , o sea, formamos parte de La Creación pero no somos los dueños de ella. En este caminar relajado llegamos al primer mirador, el de Marbella, con dicha ciudad a sus pies y el mar con las costas africanas  al fondo, escultura caprina vigilante y aguerridos montañeros en la cumbre de la montaña dominante, en un paraje donde se mezcla montaña, vega y mar .

            Para no hacer sufrir más a los estómagos, que ya le suenan a algunos, nos acoplamos en una sombra cercana, donde degustamos un almuerzo tempranero pero que supo a gloria, sobre todo por el detalle de María Isabel Duarte y su exquisita  carne de membrillo. Sin una pequeña "siestecilla" ni nada, que alguno/s la hubieran agradecido, reemprendimos la marcha dejándonos llevar  por algunos de los compañeros que conocían el lugar  y así llegamos al segundo mirador " El del Corzo", que como era previsible también estaba dotado de la correspondiente escultura del animal  que le da el nombre. Este mirador puede causar  una doble sensación , una grata y otra no tanto, y digo, en primer lugar porque en sus cañadas próximas se encuentra "agarrado" a la montaña la bella localidad de Ojén, pueblo blanco, típico andaluz con las casas apretadas y callecitas estrechas, con un fondo azul del mediterraneo bañando las playas de Fuengirola ; pero digo en segundo, porque al mismo tiempo se ven las  miles de hectáreas calcinadas en el tremendo incendio del verano de 2012, en la zona de Barranco Blanco, causado probablemente  por la intervención humana. Pero a pesar de ello, nuevamente  la naturaleza, que todo nos lo da, lucha por salir adelante, y ya, después de un invierno pasado abundante en lluvias, se ve como la vegetación , al igual que el "Ave Fenix ", resurge de sus cenizas y comienza a reconquistar el entorno.

            Bueno , pues tras la foto de rigor, el camino desciende hasta nuestra siguiente  parada, la " Fuente  del Charquillo", de enorme antigüedad , según se puede leer en la parte legible de la inscripción que presenta en la parte frontal de la bóveda que recubre el acuífero: " Puerto de los Charcos año 1225". Tras este pequeño alto cultural-arqueológico nos disponemos a culminar  (un poco más abajo en los aparcamientos) nuestra pequeña aventura de primeros de noviembre, con una climatología que nos acompañó en todo momento y con un sabor de boca excelente, tanto  por las castañas como por la fabulosa compañía.  
             



    Crónica:     José Juan Bravo Ruiz
Fotos: Juan Duarte Berrocal.