martes, 19 de marzo de 2013

viernes, 8 de marzo de 2013

.CRONICA DE LA VISITA A LA NECROPOLIS DE LAS AGUILILLAS.


Las sensaciones de los días previos a esta actividad con la que Harca iniciaba el calendario senderista de 2013 no eran las mejores. Las previsiones meteorológicas apuntaban a un frío intenso y habían sido escasa las personas que se habían dirigido a mí para confirmar su asistencia o informarse del evento, por lo que presagiaba que nos íbamos a juntar cuatro gatos y otra vez citando a Felipe II , con un tono entre irónico y solemne iba a exclamar aquello de ¨Yo no mandé a mis naves a luchar contra los elementos¨ Así que cuando me desperté en la mañana del domingo 24 maldije el tener que abandonar el cálido lecho, pero por otra lado pensé que cuando se tiene la responsabilidad de dirigente hay que asumir el cargo con todas las consecuencias y hasta el final. Al salir a la calle empezaron las primeras sorpresas agradables, lucia un radiante sol sobre un cielo limpio de nubes y apenas se movía una brisa de viento. ¡vaya! por lo menos el día no está malo, pensé. Cuando subí con el coche y vi la de gente que habían acudido a la convocatoria quedaron hechos añicos los sombríos augurios que pronosticaba en mi interior. 46 personas dispuesta a empaparse de naturaleza y de historia. A partir de ahí fue todo miel sobre hojuelas.Tras aparcar nuestros vehículos junto al restaurante el Oasis, iniciamos la marcha por la carretera hasta adentrarnos por un carril que está en muy buenas condiciones y que va ascendiendo suavemente hasta llegar al cerro de las Aguilillas. El recinto donde se encuentran las tumbas neolíticas está vallado y existen unas paneles que ofrecen información ilustrada con imágenes, pues está proyectado en el futuro hacer visitas guiadas a cargo del Consorcio del Guadalteba. Pero en Harca tenemos la suerte de tener entre nuestros socios a Maria Isabel Rúiz que conoce el enclave mejor que su casa, ya que trabajó en la escuela-taller que realizó los trabajos de excavación del año 1994, y fue ella la que se encargó de adentrarnos en la vertiente histórica y en la vida cotidiana de las personas que excavaron aquellas tumbas.
Junto al pasado más remoto convive un pasado más cercano y para nosotros más trágico y que nos trae malos recuerdos de una guerra incivil que mejor sería olvidar para siempre. Allí están las trincheras y los nidos de ametralladoras para recordarnos la barbarie del hombre.Pero afortunadamente todo eso es pasado y nada vino a enturbiar la jornada festiva en la que convertimos nuestro paseo por las Aguilillas. Nos deleitamos de la amistad., del buen humor, de una naturaleza viva y presta a eclosionar y de unos cálidos rayos de sol que presagiaban la próxima primavera.










Crónica: Juan Duarte Berrocal
Fotos: Francisco Berrocal Gomez.

viernes, 1 de marzo de 2013

* CRONICA DE CURIOSIDADES DE NUESTROS TEMPLOS *

 
 
 
El pasado sábado, 19 de enero, como estaba previsto, nos reunimos unas 30 personas en la plaza de Ardales a las 4 de la tarde para iniciar el recorrido cultural por la iglesia de Nuestra Señora de los Remedios y el convento de San Sebastián, dentro de la primera actividad de HARCA de ente año 2013, a cargo de nuestro querido amigo, maestro y cronista Don Francisco Ortiz Lozano.

                El tiempo era bastante desapacible, aunque no llovía (en un principio), hacía mucho viento, frío y estaba nublado, pero aún así no decayó nuestro entusiasmo por conocer una parte de la Historia de nuestro pueblo.

                Unos con libretas para tomar notas y otros con grabadoras, nos dispusimos a iniciar nuestro recorrido. Al llegar a la puerta de la iglesia, Don Francisco nos explicó que la fecha que aparece en la fachada de 1723, corresponde al año de su restauración, no de su construcción que es bastante más antigua, concretamente de 1468, año en que se comenzaron las obras. No nos entretuvimos mucho en la puerta debido a la inclemencia del tiempo, así que nuestro guía continuó con sus explicaciones en el interior del templo.
                Una vez allí, nos contó cosas tan curiosas como que nuestra iglesia es la más antigua de toda la Diócesis de Málaga, que es una iglesia mudéjar, construida por arquitectos musulmanes, grandes maestros en este tipo de edificios.
                También pudimos saber que la construcción inicial no es como actualmente la conocemos, era más pequeña y comprendía el espacio que hay desde las dos celosías que hay sobre el coro hasta la mitad de lo que hoy es el altar mayor. Además no existían las capillas que vemos actualmente en los laterales.
                Los restos que quedan de un primitivo edificio son las celosías que como comentado anteriormente, pertenecientes a una antigua mezquita y la base de un alminar a la entrada del campanario.
                El artesonado del techo no ha sufrido ninguna modificación ni deterioro alguno, de modo que se conserva tal y como se colocó por primera vez y los modelos son de los años 1.300 a 1.400, pudiendo encontrarlos en otros lugares de España como es el palacio de Mondragón de Ronda y en Marruecos.
                Los arcos apuntados son de finales del gótico y las columnas se cree que eran originalmente soportes mudéjares octogonales de sillares o ladrillos, cosa que no se ha podido comprobar ya que de tan repintados dichos soportes se han convertido en columnas redondeadas. No obstante, una pista de esto nos la dan las aristas que se observan en la parte superior de las columnas.
                A continuación, don Francisco pasó a explicarnos capilla por capilla, curiosidades tan variadas como que la capilla de la Divina Pastora era anteriormente el baptisterio, es decir, la capilla donde se ubicaba la pila bautismal y anteriormente había sido el lugar que ocupaba la torre del primer campanario que tuvo que ser destruido ya que estaba muy deteriorado y con peligro de derrumbe sobre las casas vecinas. Esta primera torre se puede observar en el dibujo de Ardales que realizó Hans Hoefnagle en el año 1568 y que podemos ver en el escaparate, recién estrenado, de la tienda de Engracia.
                La imagen de la Divina Pastora, fue traída desde Sevilla por Fray Juan Bautista de Ardales después de la Guerra Civil, ya que la iglesia se había quedado sin imágenes. Una familia sevillana de señoras ya mayores, unas viudas y otras solteras, donó la imagen después de muchas visitas de Fray Juan a esta familia.
                Por encima de esta capilla, se encuentra una ventana con una reja que da a un cuarto ciego, esto es, sin puertas ni otras ventanas, que era de la vivienda del sacristán, desde donde cada noche se asomaba para comprobar que todo estaba en orden.
                Aquí, don Francisco nos narró un episodio escalofriante. Una noche, siendo sacristán Campano Fernández, oyó una voz desde la iglesia que le decía “Campano, ven a por mí”. Campano, pensó que sería alguien que se había quedado encerrado en la iglesia, pero cuando buscó por todos los rincones, halló que no había nadie y supo que quien lo llamaba era el Cristo de la Sangre, así que lo tomó y lo escondió en su colchón. Al día siguiente entraron en la iglesia los republicanos destruyendo y quemando imágenes, pero el Cristo de la Sangre se salvó gracias al sacristán que lo había escondido.
                Siguiendo, nos detuvimos un momento en la hornacina de la Virgen del Carmen que no tiene gran valor histórico ni artístico ya que es de escayola y bastante reciente.
                Lo que sí fue bastante curioso es que las aristas del polígono de la bóveda de la capilla de la Virgen Inmaculada es la única del mundo que tiene 13 lados, por un motivo muy sencillo y es que el maestro de obras se equivocó, así que podemos presumir de tener la única iglesia con una bóveda de polígono de 13 lados.
                Llegamos al altar de San José. La imagen en una talla del siglo XVIII policromada, de gran mérito artístico, traída por un ardaleño desde Sevilla después de la Guerra Civil Española ya que el anterior fue destruido. El nombre de la persona que lo trajo a Ardales y la fecha exacta ha estado colocado en un pequeño azulejo hasta hace poco tiempo. Esperemos que vuelvan a colocarlo ya que es parte de nuestra historia.
                El altar de la Virgen del Rosario era más grande en un principio, pero como dijimos, en la restauración de 1723 la pared del fondo se echó abajo y se hizo más grande. Se piensa que el techo de esta capilla, también era del mismo artesonado que la nave central de la iglesia pero con las obras, éste se destruyó.
                En la pared del altar mayor es donde se encontraba la inscripción del año de construcción de la iglesia, pero al ser derribado, también se perdió dicha inscripción.
                Lo más curioso del altar mayor es que en un principio estuvo dedicado al Cristo Resucitado y no a la Virgen de Villaverde como todos lo hemos conocido.
                Al llegar al altar del Cristo de la Sangre, don Francisco no narró la historia de este Cristo, ya que todos los años, el día del Jueves Milagro nos la cuenta con todo lujo de detalles, pero sí se detuvo en la lápida que se encuentra delante de este altar donde se puede ver el escudo de Ayala Salcedo Salazar que es el linaje de la persona que fue enterrada allí en el año de 1748. En este momento se fue la luz pero pudimos seguir nuestra visita porque aún había luz del día.
                Otro de los datos interesantes fue descubrir que la yesería de la capilla de Nuestra Señora de los Dolores es original de la época en que se restauró la iglesia. Además pudimos saber, en la capilla de San Isidro, que la imagen que había antes de la Guerra Civil no fue la que hoy está en el convento, recientemente restaurada, sino que existió otra más antigua pero que fue destruida.
                Como la charla fue tan amena, no nos dimos cuenta de que se nos había echado la tarde encima y además había empezado a llover, así que tuvimos que posponer la visita al convento de San Sebastián para otra ocasión. Así que para los que hayáis faltado a esta cita, tenéis otra ocasión para poder disfrutar de las explicaciones de nuestro amigo Don Francisco.
Crónica escrita por Mª Isabel Bravo Berrocal.
Fotos: Margarita Bravo Berrocal.