domingo, 28 de marzo de 2021

                                       XXVI SUBIDA A ALCAPARAÍN 

Ayer teníamos una nueva cita con la sierra de Alcaparain y a esta convocatoria no fueron muchos los que respondieron, unos por causas justificadas y otros vaya usted a saber, pero lo que si es evidente que todos los que participamos en esta actividad a parte de echar un buen rato, al final nos queda una grata satisfacción, que agradecen tanto el cuerpo cómo el alma.



 

Con una puntualidad inglesa, como debería de ser siempre, a las 9 de la mañana nos encontramos en la Esquina de los Herreros, las siete personas dispuestas a bebernos los paisajes que nos regalan la vista desde las alturas.


Con los dos coches disponibles, nos trasladamos por la carretera de El Burgo, para desviarnos a la izquierda a la altura del cortijo del Capellán, por el carril que sube rodeando la sierra. Un nuevo desvío a la izquierda, marcado con una tablilla nos señalaba que nuestro destino quedaba a 5´6 kilómetros. La idea inicial, era parar cuándo faltaran dos kilómetros, pero nos adentramos un poco más, y el carril nos obligó a seguir hacia adelante, porque no había sitio para aparcar. Empezó a estrecharse, y el piso a medida que ascendíamos se iba poniendo peor, con cahorros y pequeñas piedras sueltas, que me hicieron sentir  el temor de que el coche empezara a patinar. Cuando tuvimos espacio a la primera oportunidad paramos, e iniciamos la marcha a pié. Contemplando los paisajes y el pueblo de El Burgo a lo lejos, se nos pasó el incipiente vértigo que nos produjo a Angela y a mi el tramo señalado. Ascendiendo y sin darnos cuenta, llegamos a la zona conocida cómo los Llanos, donde ya nos desviamos por un sendero, que se ha ido configurando por los cientos de caminantes que cada año recorren este paraje.




Relativamente fácil, llegar a la cumbre del Tajo Canana, porque nuestros amigos amantes del senderismo, aunque a otro nivel mucho más exigente, del grupo que encabeza José Múñoz Florido, han tenido el detalle de señalizar con montoncitos el sendero más cómodo, que evita el ir dando saltos cómo las cabras, entre piedras y arbustos de coscojas y otras plantas del monte bajo.
      A las once menos cinco de la mañana, ya estábamos en lo alto. La vez que se ha subido más pronto, y también la que se ha andado menos, todo hay que decirlo. El cielo, entre nubes y claros, no nos permitió tomar imágenes nítidas del entorno, que no por tantas veces contempladas, dejan de ser espectaculares.


El viento en la cumbre soplaba fuerte y venía frío, y allí medio respaldados nos comimos el refrigerio, nos refrescamos, aún más, y cumplimos con el viejo ritual. Firmando el cartel de esta edición, para guardarlo en el tarro junto a los de otros años y volver a depositarlo en una raja cubierto de piedras, para preservarlo de las inclemencias del tiempo, hasta que volvamos a descubrirlo el próximo año, mientras el cuerpo aguante.





La foto para la posteridad del grupo de intrépidos montañeros, y vuelta sobre los pasos andados. En total fueron algo más de 5 kilómetros de recorrido, y a las dos cada uno en su casa almorzando. Un paseo y todos intactos. Alcaparaín aún no ha devorado a nadie. Y es que la mayor barrera siempre es la mental. Morada de nuestros miedos y fantasmas, pero también residencia de nuestra fortaleza.







Crónica y fotos: Juan Duarte Berrocal. 

jueves, 25 de marzo de 2021

                                                    XXVI SUBIDA A ALCAPARAIN




miércoles, 17 de marzo de 2021

                                                         RUTA DE LOS TRES EMBALSES


14 de marzo del año 2021. Circuito que transcurre íntegramente por el termino municipal de Campillos. Esta convocatoria reunió en la Esquina de los Herreros a 18 personas, a las que se les unirían Manolo Oses y su mujer Conce, en la presa del Conde de Guadalhorce. Mañana primaveral, y soplando una ligera brisa. Aparcados los coches en el arcén de la carretera, el primer hito fue subir al mirador que le da nombre a la ruta.

Alli, tras deleitarnos en las espectaculares vistas que se oteaban en el horizonte, nos tomamos la foto oficial, que es la que aparece en este blog.



El Mirador de los Tres Embalses: situado en la confluencia entre los embalses de los ríos Turón, Guadalteba y Guadalhorce, desde su rotonda se aprecian las distintas presas y centrales hidroeléctricas que componen la red hidrológica de El Chorro. Este mirador fue construido inicialmente como punto de control topográfico durante las obras de principios del siglo XX. Con posterioridad, se habilitó para uso de los numerosos visitantes de los espacios naturales. Desde él, se puede apreciar la importancia estratégica de estas grandes obras que gestionan los principales ríos de la zona norte de la provincia de Málaga.


Siguiendo la estela del que les escribe, descendimos por una ladera a través de un cortafuegos, que en un momento dado desapareció, y ante la imposibilidad de salvar los cortados que se interpusieron en nuestro camino, hubo que dar media vuelta para buscar un paso más asequible, que nos conectara con un tramo de la etapa 20 de la gran senda de Málaga. Una vez logrado el objetivo, saldado con algunos culazos y caídas, sin mayor importancia. Llegamos a lo que fue un proyecto inacabado de un complejo turistico.



 


Siguiendo un carril en ascenso, nos encontramos con las ruinas del cortijo del Chopo, y delante su era en muy buen estado de conservación. En ese entorno de verdor y con el embalse del Guadalhorce en frente, paramos par dar cuenta del refrigerio. 




Continuando hacia adelante, y llegamos a un punto en el que nos desviamos a la izquierda subiendo un pequeño repecho para ver una casa-cueva y un horno con una boca muy singular, y bien conservado, para ser de época medieval, como comentaron por allí los expertos.



Volviendo al carril llegamos a la carretera, que cruzamos para abordar el último tramo de la ruta, que era subir al cerro Rebolo, para contemplar el espectacular entorno del embalse del Guadalteba. No sin antes habernos dado casi de bruces con las ruinas del cortijo Rebolo, que aparecía en el catastro del año 
1917.




A la vuelta, y ya en nuestros coches, nos llegamos algunos a ver el desembalse del pantano del Guadalhorce. A la hora de almorzar estábamos de vuelta a casa, satisfechos de haber aprovechado otra oportunidad de la vida, para seguir haciendo lo que nos gusta y en tan grata compañía.


CRÓNICA Y FOTOS:  JUAN DUARTE BERROCAL





domingo, 14 de marzo de 2021

                                                      RUTA DE LOS TRES EMBALSES