lunes, 18 de marzo de 2024

                            XXVIII Subida a Alcaparaín 

Ayer 17 de marzo de 2024 con Harca realizamos la XXVIII subida a la sierra de Alcaparaín que cómo es habitual coronamos en el tajo Canana o de la Cabrilla, a una altitud de 1186 metros sobre el nivel del mar.
Este año la participación ha sido numerosa (46 personas), en parte porque Harca ha crecido en número de socios y de personas que sin serlo se han decidido a acompañarnos. Aunque todos los que participaron por motivos de movilidad u otras causas no subieron al mismo pico.

Cómo parte del recorrido lo hacemos en coche por el carril que sube al Capellán para acortar la ruta, dado que algunos empezamos a tener nuestras limitaciones físicas, no hubo que madrugar y salimos a las  9´30 de la mañana desde la Mancerilla.
Llegado al punto acordado y una vez agrupados todos los senderistas, se inició el ascenso por un carril forestal, teniendo a nuestra derecha el paisaje franqueados por pinos y algunos cipreses, con el pueblo de El Burgo y la sierra de las Nieves cómo telón de fondo y algunos cortijos dispersos de esta localidad y de Ardales y Casarabonela.
Cada cual marcaba su ritmo, hasta llegar a un recodo del camino en donde hay que abandonarlo. Nuevo reagrupamiento, que algunos aprovecharon para reponer fuerzas con un temtepié y descansar.


Tras la pausa, cogimos el sendero que sale a la izquierda y que está marcado con un túmulo de pequeñas piedrecitas y hollado con las pisadas de los cientos de senderistas que cada año hacen esta ruta.

No tardamos mucho en que nuestra vista alcanzara el pueblo de Carratraca y hacia el sur, entre las brumas, las torres de la catedral y el puerto de Málaga.

Ya cuando había que dejar el sendero y abordar el último tramo, el que hace entre rocas y monte bajo, se dio la opción que los que no quisieran subir a la cima, se quedaran en ese punto esperándonos a que volviéramos , los que si íbamos a coronar el tajo Canana.

Aunque es un poco complicado, tan sólo son 15 minutos los que se tardan en subir y una vez allí, aparte de disfrutar de las espectaculares vistas, procedemos al ritual que se repite cada año. Descubrimos el bote de cristal que contiene los carteles de otras subidas y en la que estampamos nuestras firmas y ponemos alguna frase,  procediendo a hacer lo mismo con la del presente año, volviendo a ocultarlo a la espera de que el cielo nos sea benigno y lo podamos repetir una próxima vez.
Con la foto de rigor, volvemos sobre nuestros pasos y una vez que estamos todo reunidos de nuevo en el carril, la mayoría de los participantes nos tomamos unas instantáneas para la posteridad .

Después descenso en busca de los coches y vuelta para Ardales con la misión cumplida una vez más.

"El mayor obstáculo que podemos encontrar para alcanzar la cumbre son las barreras mentales. Sino somos capaces de demolerlas quedaremos atrapados en nuestro propio laberinto"
 


Texto y Fotos: Juan Duarte Berrocal.