A la Cita acudieron 44 personas que salieron del punto habitual, la Esquina de los herreros.
En la ermita del Calvario se hizo la primera parada, que algunos aprovecharon, tal vez, para balbucear unas plegarias y otros para tomar algunas instantáneas.
El grupo continuó serpenteante por la loma de la castaña, entre risas y distendidas conversaciones. Los perros ladraban en el camino iluminado por las linternas, señal de que se cabalgaba, aunque fuera a lomos de la emoción del encuentro, con el cielo infinito.
En un claro, donde la contaminación lumínica era inexistente, se produjo el reagrupamiento, Paco Ortiz, fue desgranando el dibujo que sobre nuestras cabezas nos ofrecía el firmamento y con sus explicaciones escudriñamos cara rincón del cielo, cielo que se torno nuevo, ante la presencia eterna de quien en la infinita distancia nos observan. Las osas mayor y menor, las pleyades, Escorpión, Sirio, Venus, Hércules, la estrella del norte, la vía láctea, planetas, satélites ...
Y nosotros montados en el carrusel de este planeta azul, girando en nuestra pequeñez por un tiempo, que en el universo es una minúscula brevedad. ¿Que somos, en esta gigantesca obra de los arquitectónicos dioses?
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