Cruzamos la calle asfaltada de Sevilla, de la urbanización de "Pepe Simón" a salir por la calzada de la herrería, nos encontramos con la tierra seca al entrar al camino de la vega del molino, nos saluda una higuera de brevas negras y su olor nos advierte que estamos en el campo. El discurrir por el camino antiguo del cao de agua, engrandado para el carruaje, nos hace cambiar las primeras impresiones sobre lo cotidiano de los caminantes. Antonio Manuel y Pedro nos hacen de guia con su ímpetu juvenil.


Pasamos los primeros huertos que a la margen del río son alimentados por sus aguas, tomates enormes de aquellos del terreno esperan su recogida y los girasoles miran al cielo dorando sus frutos.
Juan cámara en ristre nos inmortaliza y nos saludamos con los hortelanos que reposan a la sombra del antiguo molino convertido en casa de recreo. seguimos levantando el polvo del camino y atravesamos el arroyo que ya esta seco, para pisar la paja recién cortada que nos hace adentrarnos entre olivos, cerezos, almendros, zarza y salpicado con matas de alcaparras de las cuales Paco y Miguel Angel hacen buena cuenta de que sus frutos han sido arrancados y puestos a aliñar. Ya se escucha, ya se ve, detrás de la vegetacion de ribera formarda por adelfas, chopos, zarzas y juncos, el charco de la olla, a Mari Carmen esta imagen de naturaleza viva, le hace recordar su niñez.

Un intrépido Antonio se sumerge en sus aguas, le siguen los otros niños, Felix se resiste un poco, Paqui y Salvador se mojan las pantorrillas hasta la altura de las rodillas, a todo esto Encarna y Mª Angeles cogen un lugar privilegiado donde observan el alborozo de los niños, el colorido de la flor de la adelfa, el verde de los juncos y el brillo del agua al reflejo de los rayos de sol en una combinación explosiva de vida.
El charco invadido por una planta invasora, no deja de tener vida, una numerosa colonia de "zapateros" nadan a nuestros alrededor y el grupo piscicola bastante importante que hace que se abalance sobre nuestra piel para limpiarnos de nuestras impurezas.Crónica: Miguel Angel Anaya.
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