martes, 31 de julio de 2012

.CRONICA NOCTURNA.



Ruta nocturna por el Cerro del Conde.

El pasado viernes, 20 de julio, HARCA convocó de nuevo a sus seguidores más atrevidos para hacer un recorrido nocturno por esos caminos de la campiña ardaleña. 
El grupo salió sobre las nueve menos cuarto de la tarde desde la esquina de los Herreros y, tras cruzar el río por el Puente de la Molina, tomó el camino de Cañete. La que escribe salió un poco más tarde y tuvo casi que correr para alcanzar al grupo a medio camino entre el Puerto de las Palmas y el de la Cruz Gorda (más conocido como “Puelto de la Cuholda” en todo Ardales). Nuestros compañeros, al vernos, nos esperaron a mi hermana y a mí y así continuamos ya todos juntos el camino. Entre risas e historias, entre panorámicas y la puesta de sol, fuimos subiendo hasta la casa del Cerro del Conde. Desde allí, como estaba oscuro ya, la vista hacia la parte de atrás del cerro eran principalmente luces: las intermitentes de los parques eólicos, las alineadas de las presas del Guadalhoce y las que están en grupitos y provocan la duda y la investigación para descubrir a qué pueblo pertenecen: Teba, Campillos, la barriada del surtidor de Teba, etc…
Después de unos minutos de descanso y algunas fotos, seguimos camino, esta vez atravesando olivares y rastrojos, hasta el pilar conocido como el Caño del Conde. Allí, ya completamente oscuro, cenamos y bebimos del agua fresquísima de la fuente. Intentamos ver algunas de las constelaciones que conocíamos, pero una ligera bruma, iluminada por las luces del pueblo, hacía que el cielo estuviera claro y no pudieran verse muchas estrellas. Pero la noche sí acompañó con la buenísima temperatura y, lo mejor de todo, que no hacía viento ninguno; no se movía ni una mota de aire. De esa manera, cuando nos callábamos todos, en el silencio de la noche, sólo se oía el rumor del agua cayendo en el pilar: relajante, vivificante, estimuladora de sueños y de amor a la naturaleza.
Al poco rato llegaron hasta nosotros cuatro rezagados que se aventuraron a quedarse a cenar sentados en la puerta de la casa y, aunque nos dejaron preocupados, nos encontraron sin dificultad ninguna.
En fin, que ya sólo quedaba el recorrido de regreso, bajando por el Camino de Teba, alumbrándonos con las linternas y volviendo a gozar del ambiente tan agradable del que siempre se disfruta entre la gente de HARCA, caminando y charlando, una terapia que, en un entorno natural, indudablemente, nos vuelve más jóvenes.
¡No os perdáis la próxima, nos vemos en la Esquina de los Herreros!

Margarita Bravo Berrocal.





















Fotos: Antonio y Juan Duarte Berrocal.

No hay comentarios: