ROMANCE DE LA PLANTÁ Y LAS MIGAS DEL MAYORDOMO.
Para estrenar dos mil quince
primera cita de Harca
en el Puerto Mayordomo,
que nombra la finca y casa,
en las afueras de Ardales,
el domingo a la mañana.
Conforme vamos llegando
con escardillos y azadas,
nos hacen pasar al fondo
donde caldea la sala

una angular chimenea;
las mesas aderezadas
de cuanto puede pedir
rica y rústica pitanza:
molletes, lomo, manteca
colorá (que es colorada),
platos con aceite virgen,
tocino de asar, zurrapas,
y por supuesto el café
de cebá (por ser cebada),
que ni quita a nadie el sueño
ni el colesterol subraya.
Después de desayunar
y sin que queden migajas,
nos saludamos afuera
en grupos a la recacha:
unos miraban al pueblo,
otros al gato en la parra,
mientras que algunos faltones
llegaban o no llegaban.
Al fin al cerro Malena
por la ladera esquinada,
con los aperos y esquejes
al hombro, en tropa cerrada,
arribamos a una finca
pública y abandonada,
donde apretaba el calor,
y allí cada cual cavaba
un hoyo ya y cinco luego
que plantones cobijaran
de higueras y de chumberas
y otros que darán mañana
membrillos de recia carne
y suculentas granadas.
Terminada la misión
el sendero de montaña
nos llevó a la Sierrezuela,
en agradable escalada
donde la vista se pierde
y los pulmones se ensanchan.
Dispersos en grupos varios
emprendimos la bajada
bordeando el hondo Arroyo
de la Zahurda; con calma
y disfrutando el paisaje
volvimos hacia la casa,
siguiendo la carretera
que del Chorro se proclama.
A la hora convenida
con exactitud palmaria
nos sentamos a las mesas
al aire libre; callaba
la treintena, que con vino
más entremeses saciaba,
en un brete, toda hambre;
minutos después estaban
sirviendo una maravilla
en el fuego aderezada:
las más suculentas migas
de ajo y chorizo escarchadas,
con su huevo frito encima,
que a un muerto resucitaran.
Entonados de tal modo
y al ritmo de la guitarra,
canturreamos en firme
el ágil himno de Harca,
antes de ensayar las fotos
que ponen su seña y marca
al fondo de la piscina
en la hermandad que reclama
un pronto segundo encuentro.
Y aquí el romance se acaba.
Mª Isabel Duarte y
Pepe Lara
Fotos : Juan Duarte