jueves, 17 de marzo de 2016

**CRONICA Y FOTOS DE LA XXIII SUBIDA A ALCAPARAIN***

 
El camino ya lo conocemos: los coches se quedaron en la balsa de los forestales en el Puerto Málaga y arrancamos entre pinos, con la fresquita, lo ideal para afrontar un largo y vertical sendero, con sus paradas para desayunar y para agrupar a los descolgados y tomar aliento. Hasta ahí, lo habitual. Pero este año se conocerá como la ruta de los desertores, porque la tropa fue perdiendo el paso y de los 33 caminantes iniciales coronaron la cumbre 28. ¿Qué está pasando en Harca? Nos tememos que la edad está siendo nuestro peor enemigo. De hecho, entre todos, la benjamina Sheila acabó la ruta fresca como una rosa, los demás la acabamos, que no fue poco.


 
También podría llamarse la ruta de las féminas. Por primera vez hemos superado en número a los hombres: mirad la foto oficial y contad.



 
Al margen de estas anécdotas, considero que es una de las mejores que hacemos por dos motivos: el paisaje excepcional, que no hay foto capaz de captarlo en toda su grandiosidad y belleza; y la satisfacción personal que supone superar un reto que entraña cierta dificultad. Llegar a la cima y otear los cuatro puntos cardinales sin que haya nada que impida su visión (solo una suave neblina ocultó levemente Málaga), es algo  inefable. Entonces una se siente águila, viento,  y relativiza cualquier contingencia que ocurra en esas masas de casitas blancas que llamamos pueblos.



 
A estas razones se le suma la tercera, que es el material humano, en este caso muy hambriento (no había vez que no paráramos y que alguien no sacara un bocadillo) y con muchas ganas de patas de cabra y café. Propongo que el año que viene un alma caritativa deje en la casa del forestal unos dulces y un termo para satisfacer los paladares hocicones de Harca.




 
Antes de iniciar el descenso, y después de dejar constancia de la hazaña con el rito del bote de cristal, guardamos un minuto de silencio en recuerdo de Francisco Berrocal Gómez que ya se mueve por otras cumbres. A continuación, José Juan Bravo leyó el primer capítulo (la subida de la Yoli) del libro de Paco Ortiz sobre los 30 años de senderos por Ardales, y  movimos la energía del universo cantando el om en una perfecta sincronía de voces y espíritus.




Fotos: Juan Duarte Berrocal.
Crónica: Maria Isabel Duarte Berrocal.

1 comentario:

Antonio Comenencia dijo...

Tenéis muchas suerte de tener un paisaje preciosos tan cerca!!
Bellas imágenes!!
un saludo.