sábado, 24 de febrero de 2018

CRÓNICA Y FOTOS DE ACTIVIDAD SENDERISTA ERMITILLA-GARZON.

Pese a que la mañana del pasado sábado 17 de febrero de 2018 auguraba un excelente día para caminar por el campo, por circunstancias diversas la participación en esta primera actividad senderista del año se vio un tanto menguada, y tan solo 14 personas nos reunimos en la Esquina de los Herreros, puntualmente a la hora convenida.



Con los coches nos fuimos hasta el puerto del Algarrobo, después de dejar atrás los Jimenez, el castillo de Turón y adentrarnos en los Romerales. Allí y en todo momento andando por un carril, empezamos a dar nuestros primeros pasos con Harca de este año.

Una vez más la participación femenina superó, y con creces, a la masculina, y es que la esencia de nuestra asociación cada vez más tiene nombres de mujeres, que con su presencia animosa y constante son las que están sosteniendo en los últimos tiempos los pilares de Harca.

La jornada sin viento y soleada transcurrió en los primero kilómetros sin novedad y en el ambiente distendido que nos caracteriza y así llegamos hasta la caseta de vigilancia contra incendios que el Infoca tiene instalada en el cerro de la Ermitilla, el punto más alto de nuestra ruta con 781 metros. Allí Villi Martín rememoró sus recuerdos de niña cuando pasaba largas temporadas de verano con sus padres, siempre atentos al horizonte por si se advertía algún fuego y otras curiosidades que nos fue contando.




Tras repostar y bebernos el paisaje que se divisaba de tan privilegiada atalaya, volvimos a la senda para adentrarnos en los parajes del cortijo Alto y después del Castillón, dejábamos a nuestras espaldas los bosques de pinos. En las tierras de labor, los almendros como adelanto de la primavera que se avecina, otro año más nos regalaron con la blanca y también sonrosada ornamentación de sus flores.




Un ritual que no por repetido y conocido, deja de sorprender. Iba placida la ruta hasta que llegó un punto en que el carril se bifurcó en dos, y siguiendo las recomendaciones de Villi tomamos el que salia a nuestra derecha, y esa decisión fue nuestra "perdición", ya que descubrimos cuando llevábamos andado un buen trecho que el camino no seguía y al final lo que había era un colmenar. Dado que a nuestra izquierda y al otro lado de una cañada se divisaba otro carril, optamos por adentrarnos campo a través y sorteando el monte bajo para ver si conectábamos, sin saber exactamente a donde nos podía conducir. Adelantándome al grupo empecé a descender, y pude ver que el cañajón era muy profundo y que no era viable alcanzar el carril desde allí, por lo que conminé a dar la vuelta y desandar lo andado. Esto supuso un contratiempo y de que la ruta se hiciera más larga de lo previsto. a Encarna con este baja-sube le dio un mareo y ya no pudo continuar más, por lo que quedó a la espera de de Mª Cinta, Paco Real y yo llegáramos a la fuente de Garzón donde nos esperaba Paco "el carpintero" con su furgoneta, para que fuera por ella y los que se quedaron acompañándola.




Al rato ya estábamos otra vez todos juntos comiendo cerca del manantial, acurrucados por el rumor del agua y el zumbar de algunas abejas.Muy cansados, pero muy satisfechos por haber cumplido de nuevo con el objetivo marcado.




Crónica y fotos: Juan Duarte Berrocal

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