CONFERENCIA MUSICAL : ÑU (LA LEYENDA DEL JUGLAR)
Buenas
tardes y sed bienvenidos.
Al
programar este evento tan singular, en el sentido de que es una vía
que nunca habíamos explorado en Harca, soy consciente del riesgo que
asumo al plantearos este reto, ya que pretendo sacaros de vuestra
zona de confort musical, para adentrarnos en un territorio, que
quizás sea desconocido para muchos y en donde no nos vamos a
encontrar con margaritas que sueñan con ser romero, amapolas que
escapan de entre los trigos o pinos en el coto que lloran esperando a
las carretas. Sin duda nuestro pasos van a ir encaminados por campos
yelmos, ciénagas oscuras en medio de una espesa bruma y en donde no
será difícil toparnos con caballeros medievales, princesas
secuestradas en su castillo, juglares desafiantes, trovadores
irreverentes, brujas, hadas o carrozas negras con la dama que nos
arrastra con sus cabellos largos y que con su mirada de hechizo nos
invita a cabalgar hacia sus labios y robarle el velo negro. En el
fondo de este universo aparece un nombre: ÑU.
¿y que se oculta
detrás de esta referencia de antílope africano?, Un grupo, y si
actuamos con justicia hay que personificarlo en la figura de José
Carlos Molina Nieto, uno de sus fundadores, líder y “alma mater”
de este extraño caso de supervivencia en el agitado panorama de la
música en español.

Nace
José Carlos, un día de mayo de 1955 en Madrid. Veinte después Ñu
es una realidad y en 1978 aparece su primer álbum con seis canciones
que mostraban nitidamente por donde iban a ir los derroteros de la
banda, con la flauta como seña de identidad y que marcaría el
peculiar estilo de composición que le ha caracterizado a lo largo de
su larga trayectoria hasta la actualidad, en la que ha firmado más
de 150 canciones de una variedad incuestionable, por lo que se hace
difícil encasillarlo. Aunque si hubiera que ponerle una etiqueta, la
mejor que la define sería la de folk-metal, aunque José Carlos es
un músico muy versátil, que nunca se ha dejado arrastrar por las
tendencias imperantes y en este aspecto siempre ha sido muy honesto
consigo mismo y con todo los que le seguimos. En Ñu no hay trampa,
ni cartón. Sabemos que en sus discos nos podemos encontrar temas de
inspiración netamente metalera, pasando por guiños a la música
clásica, rock, blues, un bolero o melodías que nos retraen al
medievo, baladas heavys y sin ningún género de dudas: el folk-metal
donde bebió en la fuente de inspiración de Jethero Tull, la banda
inglesa, antecesora del género, y a su vez Ñu fue el precursor para
grupos españoles que aparecieron después cómo Mago de Oz, Saurom,
Celtia o Celtas Cortos por citar a algunos.
José
Carlos Molina nunca ha sido un portento de voz, pero hay que
reconocer que a sus 68 años y cerca ya de cumplir el medio siglo
en la carretera aún es capaz de ofrecer encima de los escenarios un espectáculo muy digno.
La
primera vez que escuché a Ñu fue en el año 1975 en un programa de
televisión española; A Todo Ritmo, presentado por el recientemente
fallecido: José Domingo Castaño. La imagen que conservé fue la de
un greñudo blandiendo una flauta y moviéndose convulsivamente. Pero
algo tenía aquel grupo, que me dejó la sensación de que era algo
muy diferente de lo que se estaba haciendo en nuestro país.

Hay
que dar un salto en el tiempo hasta 1980. Fue en este año cuando Ñu
publicó su segundo LP bajo el titulo de; A Golpe de Látigo y en
este trabajo hay una canción que resultaría ser un icono; el
Flautista. Pero la definitiva consagración de mi idilio con Ñu fue
a partir del año 1983, cuando en el Discoplay, que era el boletín musical donde comprábamos los discos apareció “Fuego”. Sin haber oído ninguna canción y sin ninguna referencia lo compre en formato
cassete - entonces no tenia tocadiscos-, ¡que gran descubrimiento!
Sin duda el disco más emblemático del grupo. Ni uno de sus 9 temas
tiene desperdicio. Una autentica joya, hasta el punto de que Paco
Ortíz -tan clásico él en sus gustos musicales- se tuvo que rendir
ante la evidencia, quedando atrapado por el sonido susurrante de la
flauta, el arpegio de piano y las afiladas guitarras. Pero Ñu no
solo era música de calidad, las letras de algunas de sus canciones
son poesía en su estado más sublime, que hay que interpretar entre
lineas, en medio de una maraña de metáforas y mensajes
subliminales. Este disco lo machacamos cientos de veces en aquel
tiempo que navegábamos a la deriva por mares de desolación,
golpeados por las tempestades del desamor.

La
galopada de Ñu siguió en la vorágine del tiempo y del espacio en
un loco carrusel de luces y sombras, de éxitos y de fracasos, que se
pueden condensar en lo que ha sido su obra en este casi medio siglo
de existencia: 22 álbumes de estudio, 3 en directo y 2 en solitario.
Cientos de actuaciones a lo largo y ancho de nuestra piel de toro, dan
testimonio de que José Carlos Molina es un músico a temporal, que ha
demostrado su infinita capacidad de resistencia y que no ha dudado en
batirse contra todas las dificultades, trampas y zancadillas que le
han puesto a lo largo del tortuoso camino que ha recorrido hasta
llegar hasta aquí. Nunca ha sido Ñu, ni lo será un grupo de
grandes éxitos, ni de ventas millonarias, más bien todo lo
contrario. En este singular universo se ha tenido que tirar de manual
de supervivencia. Siendo un rosario de más de 70 músicos los que
han pasado por las distintas formaciones, lo que lo ha convertido en
una auténtica escuela para todos ellos. - Un caso único y difícil
de desentrañar, que demuestra de que la música cuando es una pasión
supera al negocio y lo meramente comercial. Entonces ¿que misterio
se esconde tras la leyenda de este juglar? Yo no lo sé, solo os
puedo invitar a que le prestéis un momento de serena atención y os adentréis en la corte este mágico reino que hasta ahora ha sido un
lugar para unos pocos, que hemos tenido la satisfacción y el
privilegio de descubrirlo y de degustar su esencia más genuina.
Gracias y por siempre Ñu.

Aquí está el texto integro de mi intervención , para que lo puedan leer las personas interesadas ya que por limitada voz tal vez no se pudo entender bien lo que quise plasmar.Cómo ya dije, era plenamente consciente del riesgo que estaba dispuesto a asumir y la realidad así lo ha confirmado. Me ha quedado la sensación de que no ha calado todo lo que quería trasmitir, ¡pero bueno! no quiero seguir ahondando en el tema y me voy a quedar con lo positivo y la lección de esta experiencia. Todo este evento lo he preparado con mucha ilusión porque quería compartir con vosotros una de mis pasiones; la música, que yo la vivo como un sentimiento. A nuestro amigo Paco Ortíz por colaborar conmigo en esta disparatada idea, que es una más de las muchas que hemos compartido.A nuestro amigo de Harca José Manuel Becerra por algunas de las fotos que ilustran esta crónica.A Mariangeles, por plasmar algunas de estas fotos en las que refleja su alma de artista.Y ¡cómo no!, a todos vosotros que hacéis posible que Harca se mantenga de pié.A esta actividad han asistido 27 personas.Texto: Juan Duarte Berrocal
Fotos: José Manuel Becerra y Mariangeles Vera.