domingo, 1 de noviembre de 2015

CRONICA. VIAJE CULTURAL A MALAGA.

A la segunda fue la vencida. Aunque el tiempo parecía querer fastidiarnos de nuevo, por fin  pudimos realizar la visita programada para el domingo anterior.

            Nos reunimos en la entrada junto a las dos columnas que sirven de pedestal a los leones del imperio británico. Un camino en cuesta, bordeado de flores y macetas nos llevó hasta las tapias recientemente restauradas del primitivo cementerio: un rectángulo  donde se encuentran los primeros enterramientos, entre ellos el de Boyd, el aventurero romántico que gastó todo su dinero en la aventura de Torrijos y que fue fusilado con él.

Inaugurado en 1831, esta parte del cementerio sirvió hasta 1860: se caracteriza por la extrema pobreza y sencillez de las tumbas, simplemente adornadas con hileras de conchas.

            A continuación fuimos paseando por entre las sepulturas del segundo cementerio que se extendió extramuros por las faldas de la montaña, nivel que corresponde al resto del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Entre ellas, algunos mausoleos y obeliscos conmemorativos como los dedicados a los náufragos del barco alemán hundido en la bahía de Málaga, o a un grupo de  participantes en la segunda guerra mundial; así mismo, destacan algunos monumentos recordatorios como el dedicado al cónsul Willians Mark, fundador del cementerio y cuyo hijo ideó y llevó a término la iglesia de San Jorge, de hermosa columnata y que pudimos ver abierta por la celebración de los oficios dominicales. Algunas tumbas nos llamaron la atención por su bella factura (la del ángel) y otras por su sencillez (la de la niña Violeta) o por la singularidad del difunto (el hispanista Gerald Brenan, el poeta Jorge Guillén y el benefactor de Torremolinos, conocido como “mister peseta”).


La historia del cementerio inglés muestra la progresiva apertura de ideas y la convivencia de  creencias religiosas porque en él se fueron enterrando protestantes no ingleses, comerciantes del norte de Europa de cualquier religión, judíos y católicos. Precisamente, la visita terminó en la zona del cementerio católico.
orresponde al resto del siglo XIX y las primeras décadas del XX. Entre ellas, algunos mausoleos y obeliscos conmemorativos como los dedicados a los náufragos del barco alemán hundido en la bahía de Málaga, o a un grupo de  participantes en la segunda guerra mundial; así mismo, destacan algunos monumentos recordatorios como el dedicado al cónsul Willians Mark, fundador del cementerio y cuyo hijo ideó y llevó a término la iglesia de San Jorge, de hermosa columnata y que pudimos ver abierta por la celebración de los oficios dominicales. Algunas tumbas nos llamaron la atención por su bella factura (la del ángel) y otras por su sencillez (la de la niña Violeta) o por la singularidad del difunto (el hispanista Gerald Brenan, el poeta Jorge Guillén y el benefactor de Torremolinos, conocido como “mister peseta”).

Para despedirnos se leyeron unos versos del poeta José Ángel Aldana:

En un ángulo oculto
 del bronco monte
los ingleses forjaron
fechas y nombres,
memorias olvidadas
en piedra o bronce.
Cementerio dormido
donde los hombres
del ayer nos seducen
con su hecatombe
placiente y derrotada,
en que recoge
la vida hoy su presente
de afirmaciones.





 Tras la visita al Cementerio Inglés, Marisabel y Pepe nos dejaron para atender otras ocupaciones, y los 12 expedicionarios que quedamos,ávidos de empaparnos de cultura, nos adentramos en la jungla del Museo del Patrimonio de Málaga, donde nos deleitamos recorriendo sus salas. Pinturas, fotografías, esculturas, cerámicas, carteles de feria, bordados, libros antiguos y una exposición de muñecos de plastilina representando escenas y lugares de la historia de Málaga, abarcando todo el conjunto, las diversas manifestaciones del arte del pretérito y del más reciente.



 Al salir del Museo, y con el hambre llamando a la puerta, aunque solo era la una y media, pero ya se sabe lo que pasa el primer día que cambian la hora , nos fuimos a los Jardines de Puerta Oscura, donde cómodamente sentados en sus bancos descansamos y saciamos el apetito en tan apacible marco.



 Con las fuerzas recuperadas y reagrupada la tropa, nos dispusimos a asaltar la la Alcazaba, aunque para tal menester tuviéramos que hacer uso del ascensor. La fortaleza,una de las más inexpugnables de Al-andalús, fue levantada sobre los muros antiguos de fenicios y romanos. El 19 de agosto de 1487 fue tomada por las tropas cristianas de Isabel Y Fernando, los Reyes Católicos, tras un cerco que duró más de tres meses. Hubo un tiempo de total abandono hasta que en 1931 gracias al empeño de Juan Temboury se declaró monumento nacional, y se reconstruyó con la ayuda del arquitecto Guerrero Strachan, procediéndose a la demolición de las miseras casas que se habían levantado en su entorno. constituyendo un miserable barrio que carecía de luz, alcantarillado y agua. Nada que ver con el esplendor que tuvo cuando la construyó Badis ben Habús, rey bereber de taifas de Granada entre 1057 y 1063. Afortunadamente se recuperó para disfrute de malagueños y visitantes.


 A la salida hicimos un breve descanso en el Teatro Romano para continuar degustando unos cafés calientes.






y el colofón a la jornada cultural fue la visita al Centro Pompidou, en donde admiramos las obras del arte más vanguardista. Inaugurado en marzo de este año, se ha convertido en un atractivo más de Málaga la bella. Independientemente de que pueda gustar más o menos en general todas las obras que se exponen no dejan indiferente, provocando sensaciones contrapuestas. Y así llegamos al fin de esta actividad de Harca, envueltos por la luz crepuscular del otoño recortándose sobre la silueta del castillo de Ardales de vuelta a nuestros hogares, ebrios de cultura y de serena amistad. Crónica II y fotos: Juan Duarte Berrocal.

domingo, 11 de octubre de 2015

VISITA CULTURAL AL CEMENTERIO INGLES-ALCAZABA DE MALAGA.

El próximo domingo 18 de octubre de 2015, Harca organiza una visita cultural al Cementerio Inglés y a la Alcazaba de Málaga. La salida será a las 9 de la mañana desde la Esquina de los Herreros. Iremos en nuestros propios coches y habrá que echar la comida. Las personas que no pertenezcan a Harca y quieran acompañarnos deberán abonar 10 euros. Para organizar el viaje y el tema de las entradas los socios que vayan a ir deben de confirmarlo y decir los vehículos que van a llevar. Lo pueden hacer en esta página hasta el viernes próximo 16 de octubre. Así que estáis invitados para ir a descubrir algunas de la joyas que tenemos en nuestro entorno más cercano y que aún no conocemos.

domingo, 4 de octubre de 2015

CRONICA Y FOTOS - RUTA RONDA A LOURDES-

Veintinueve fueron las personas que en la mañana del domingo 20 de septiembre acudieron a la convocatoria de Harca para iniciar una nueva ruta, una vez pasados los rigores del estío. Una vez en Ronda y ya en el barrio de san Francisco a extramuros de la ciudad tomamos un carril de tierra y tras dejar unas casas conocidas como la Pila de la Tía Gaspara, empezamos a adentrarnos en pleno campo.
Como a unos 700 metros nos encontramos el primer punto de interés; la Villa Apolo, más conocida entre los rondeños como la Casa Arrua, esta antaño mansión señorial, hoy en ruinas, tenía su bodega, piscina, jardines y hasta una pista de tenis que en su tiempo fue todo un alarde de lujo y buen gusto. En este lugar y mientras el personal daba cuenta del desayuno, el que les escribe colocándose delante de la ruinosa fachada dio una resumida información sobre la Casa y los sobrecogedores hechos que acaecieron a sus moradores; crimen, sangre, apariciones, fenómenos paranormales y huida precipitada de sus dueños de tan hermoso lugar como alma que lleva el diablo, todo esto según la leyenda, y que ha dado lugar a que se practique en el entorno el espiritismo, guija y otras sandeces de ese tipo.


tras lo cual reiniciamos la marcha, que al poco empezó a tornarse descendente hasta llegar a la ermita mozarabe de la Virgen de la Cabeza en donde cada segundo domingo de junio se celebra una romería en su honor. La ermita original está excavada en la roca en un lugar recóndito y que tendría un difícil acceso, al lado hay otra pero esta fue construida más recientemente, concretamente en 1988.

Lo que antes fue descenso, para retomar el camino, se convirtió en una empinada cuesta y empezaron a escucharse los primeros resoplidos, pero eso no era nada para lo que nos esperaba. Siguiendo por una vereda salpicada de zumaques y cornicabras, nos esperaba un descenso cuasi suicida salpicado por piedras sueltas, ¡pero de esta salimos ilesos!, y como premio cruzamos el arroyo Sijuela con sus aguas limpias y transparentes en mitad de una vegetación más bien propia del norte de España. Una senda nos lleva a retomar otra vez el carril principal pasando cerca del cortijo del Duende.


Un poco más adelante y ya cerca del río Guadalevin al que ya se le ha unido el arroyo Sijuela, nos encontramos con un puente del periodo islámico y justo al lado el Lourdes, donde quedamos extasiados en la contemplación de un mausoleo de tipo renacentista mandado a edificar por los Marqueses de Moctezuma, descendientes del emperador azteca del mismo nombre. Allí al final de la explanada en una pequeña gruta se encuentra una imagen de la Virgen de Lourdes, a la que antiguamente se le hacía una romería, la imagen no pudimos verla porque una cancela de hierro nos impedía el paso al enclave.

A partir de ahí el camino empezó a ascender hasta llegar a un pequeño bosque de pinos piñoneros y encinas jóvenes. Nos encontramos las puertas del campo, pero estaban abiertas y atravesando un vallado nos dirigimos al puerto las Muelas, desde donde observamos unas sugerentes panorámicas del Tajo y los Molinos.

La traca final fue de lo más apoteosica: la subida por la cuesta del Cachondeo, aquí el personal venia algo cansado con tanto sube y baja y el sol del verano del membrillo pegaba de lo lindo, por lo que algunas sufrieron la temida pájara y hubo que ir con un coche a su rescate, sin que les sirviera de consuelo haber desfallecido en sitio tan sobrecogedor como los pies del Tajo de Ronda. El recorrido de unos 10 kms se completó al llegar de nuevo al barrio de san Francisco, donde dimos cuenta de unas cañas frescas. Como recuerdos grabados en nuestra mente; los siglos de historia que habíamos recorrido en tan corto trayecto y la satisfacción de haber alcanzado nuestro objetivo.




Crónica y Fotos: Juan Duarte