sábado, 8 de octubre de 2011

CRONICA DE ACINIPO, SETENIL Y OLVERA.

Domingo, 2 de octubre de 2011

Primera salida otoñal de Harca con dos destinos: Acinipo y Setenil. Salimos del lugar de siempre con el fresquito propio de estos días otoñales en Ardales. El trayecto en coche sin novedad. Al llegar a la ciudad romana de Acinipo nos golpeó el viento frio propio de aquellos lares, pero la caminata en cuesta nos fue confortando.
Pese a que nuestro guía oficial (Paco Ortiz) insistió una y otra vez en que él no era experto en historia romana, sus explicaciones nos ayudaron a darle sentido a aquel cúmulo de piedras esparcidas a lo largo y ancho de lo que en su día fue una importante ciudad romana.

Lo más impresionante fue el teatro, que ha sobrevivido a la mano del hombre y al desgaste implacable de los tiempos. Ante aquel imponente escenario no cabía más que exclamar imitando al poeta Rodrigo Caro ante las ruinas de Itálica: "Estos que veis aquí, mustios collados fueron un tiempo Acinipo famosa".




Nos dirigimos a Setenil de las Bodegas a continuación, a descubrir otro escenario no menos sorprendente: el río, siguiendo su corriente imparable hasta el mar, día a día, gota a gota esculpió el recipiente que miles de años después albergaría las viviendas de este pintoresco y original lugar: son las casas-cueva de Setenil. El río, que este día era más bien riachuelo, seguía allí esperando las lluvias del otoño para creer de nuevo, nunca ya tanto como en aquellos tiempos remotos en que era el río escultor.




Tras el almuerzo y la visita a los lugares más emblemáticos del pueblo emprendimos el camino de regreso.

Un grupo de 24 personas terminaron visitando el pintoresco pueblo de Olvera, con su impresionante Castillo y la Iglesia de la Encarnación, que en lo alto de una mole rocosa actúan como dos vigilantes del territorio.



Crónica: María Isabel Duarte Berrocal.
Fotos: Ana Mena y Juan Duarte.

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