miércoles, 27 de mayo de 2015

CRONICA: CABALGATA DE LOS BURRITOS.


 En Harca hubo alguna gente que se lo tomó a broma cuando allá por diciembre del pasado año lleve esta actividad incluida en la programación de 2015. Se pretendía incluir un aspecto pintoresco en nuestras rutas senderistas, y a la vez, que los niños de nuestra asociación fueran los protagonistas principales y pudieran disfrutar de una experiencia novedosa. Consciente de que buscar burritos aptos para poder montarlos no era tares fácil, empezando porque cada vez escasean más.
 No obstante nos pusimos manos a la obra, y el día señalado logré reunir dos burritos y una yegua. Gracias a la colaboración de Francisco Paz Galván y de Antonio Merchán García.

 A las 8'30 de la mañana del día 23 de mayo ya estábamos Paco González y el que les escribe, en el río con toda la asneria, preparados y esperando, pero se ve que los rebuznos de llamada no surtió gran efecto de convocatoria en Harca, y trás media hora de prorroga nos habíamos reunido solo seis personas, los dos antes mencionados y Paqui Martín , Mª Angeles Rivero, José Manuel y María Gorlav, intrepidas ellas que no fueron capaces ni de acercarse a menos de dos metros de los burritos. Pero el hecho de haber derrumbado las barreras mentales ya era todo un logro. Paco presidió la cabalgata a lomos de la yegua, reatada a su saga le seguía un burrito montado por José Manuel, y cerrando la comitiva, un burro al que me subí, y ante su tozudez por no dar un triste paso, raudo terminé apeándome, por lo que gran parte de la ruta fui yo el que pasee al animalito, que librado de su pesada carga me llevaba a paso ligero y con media lengua fuera.



 Nos adentramos en plena campiña ardaleña por el camino de Cañete, y fue ahí donde se produjo un incidente entre la caballería , los jinetes, y el escudero. Ya que se formó un lío a causa de la rebelión de uno de los burritos, que no quería mucho trato con sus congéneres. A raiz de esto el bueno de Paco colmado de paciencia, amagó con abandonar la cabalgata, aduciendo de que el no podía estar pendiente del ganado equino y del de dos patas. Pero todo quedó en palabras, continuando la marcha con jinetes y caballería a pie, cosa que duró poco tiempo, ya que Paco herido en su amor propio, no permitió que el burrito que no quería andar conmigo se saliera con la suya, y haciéndose con una varita de olivo lo montó, y con tal sutil medicina lo puso en movimiento. Ya sin novedades cruzamos hacia el cerro del Conde, pasando por el cortijo de los Rabietas. donde hicimos una breve parada, y donde los jinetes decidieron apearse, al iniciarse la cuesta abajo en dirección el pilar del Caño el Conde.





 Una vez allí, tras darle de beber a la caballería, nosotros dimos cuenta de unas bien merecidas viandas a la sombra de un olivo. Ya lo que nos restaba era tomar el camino de vuelta, que hicimos cogiendo el Camino de Teba. Una vez en el río, Paco y yo no fuimos a entregar los burritos a sus dueños, con lo que se dio por concluida esta azarosa y divertida aventura, porque no se puede negar que hubo algunos momentos tensos, sobre todo en los que tenemos una amplia experiencia pasada con los equinos, pero al final lo que prevaleció fue la sana diversión. ¡Ya hacía bastante tiempo que no me reía tanto y a mandíbula abierta!. Ahora estoy viendo algunas fotos y lo sigo haciendo. ¡Lastima por los que se lo han perdido, algunos por compromisos ineludibles, obligaciones o perjuicios! Harca siempre cumple.
Fotos: José Manuel.
                                                          Crónica y fotos: Juan Duarte Berrocal.

....y héroes y heroínas.

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