lunes, 18 de mayo de 2015

CRONICA VISITA A LOS JARDINES DE LA CONCEPCION.

Harca celebra los frutos de la primavera con una salida fuera del ámbito territorial que es habitual. Nos desplazamos 22 personas a la llamada popularmente “Finca de la Concepción”. El tiempo nos fue propicio para disfrutar de un paseo entre árboles muchos de ellos más que centenarios.

            La visita constó de dos partes: una guiada y otra libre. La guía nos señaló en un mapa del recinto que iba a enseñarnos el jardín histórico, que es solo una parte de la finca originaria, que perteneció a una acaudalada familia de empresarios malagueños los Loring-Heredia, y desde la segunda década del siglo XX a los Echeverría, lo que deja su impronta en los jardines.



A los primeros propietarios correspondió levantar la elegante mansión central de la que destaca su patio aporticado y el salón que fue biblioteca. La esposa, Amalia, estableció la disposición del jardín tipo inglés y animó permanentemente la plantación de nuevos árboles y plantas, traídas de todas las partes del mundo. El marido se dedicó a la arqueología y muestra de ello es el edificio llamado “Museo Loringiano” donde se expusieron muy importantes piezas: esculturas y fragmentos de lápidas. La finca tiene también un edificio que fue la vivienda de los trabajadores y otro que se dedicó a escuela pues era preocupación del matrimonio la educación de los hijos de sus asalariados. Muy curiosa resulta la llamada “Casa del jardinero”, ocupada hoy en día por una exposición permanente de Barbies que reproducen escenas de la vida en la mansión y los jardines.




            A la segunda familia se le debe el mirador circular que sirve de logotipo al conjunto y una ampliación del jardín originario siguiendo distintas pautas de plantación y con nuevas especies del país.

            La visita fue sumamente agradable porque discurrió casi siempre a la sombra de los grandes árboles, rodeados de acequias, pequeñas fuentes y cascadas de agua, que junto al canto incesante de los pájaros nos permitieron disfrutar cada minuto con los cinco sentidos. Un momento mágico lo significó el paso de las parejas por el puente del amor. Así que seguirán unidas sólidamente para siempre.









Concluida la visita guiada, paseamos por la vereda plantada de cactus y árboles mediterráneos hasta el mirador y su alberca adjunta.
            Decidimos almorzar en la finca en un merendero gratamente sombreado y luego de una sobremesa distendida buscamos la cascada mayor para , asentados en su escalinata, leer y recitar  poemas. Allí se escucharon a un tiempo San Juan de la Cruz y Machado, Espronceda y Miguel Hernández, las preciosas y profundas letras de varios grupos de heavy metal (Judas Priest, Black Sabbath)  y las creaciones personales.
            Por último dimos la vuelta al mundo en 80 árboles haciendo gozar a la vista y de cuando en cuando, al gusto en las moreras que nos salían al paso.

           
Crónica: Maria Isabel Duarte .
Fotos: Juan Duarte.

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