jueves, 21 de marzo de 2019

CRONICA "TRAS LAS HUELLAS DEL CONFLICTO"

Ir tras las huellas del conflicto ha significado un andar poco y un hablar y escuchar mucho. Porque las huellas que hemos seguido estaban relativamente cerca del punto de partida, la consabida Esquina de los Herreros, concretamente en el cerro de La Galeota. 


Nuestro guía, Juan Duarte, era a su vez guiado por un plano que había sido dibujado por un combatiente de la Guerra Civil, en donde mostraba la localización de una construcción que debía servir de asentamiento a un cañón que aún no se había recibido. Hasta ella llegamos, una ruina ya invadida por un almendro y muchas piedras. La construcción habría servido después para pocilga y por último para amontonar las piedras del terreno. 




En efecto, el lugar es un enclave fabuloso pues desde allí se controla el Puente Nuevo, entonces “volado”, según señala el plano; la carretera de acceso al pueblo y este mismo. 



Allí pusimos nuestro campamento y entre Juan Duarte y Paco Ortiz nos explicaron las circunstancias atroces que vivieron en aquel momento nuestro paisanos, lo que se vio ilustrado con fotocopias de los salvoconductos expedidos a nombre de ardaleños para que pudieran acercarse a sus fincas a trabajar sin que fueran molestados; o con las historias personales contadas por sus protagonistas a Paco, testigos de primera mano de hechos que después los documentos históricos han contado tal fueron o tergiversados. 




Seguimos andando y en el paraje llamado El Rodeo hicimos nueva parada para comprobar lo que en el mapa se fija como asentamiento de dos morteros. Nuevas historias con el inigualable telón de fondo de El Ventorrillo, la cola del pantano y la carretera de Ronda. 
Iniciamos el regreso con un pensamiento común: la guerra es un sinsentido y una barbarie que no debemos olvidar para no repetirla.

Crónica: María Isabel Duarte
Fotos: Juan Duarte


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